Versículos de la Biblia para lidiar con el dolor

Oraciones que brindan curación: Supere la enfermedad, el dolor y la enfermedad ¡La curación de Dios es para usted!

Oh Señor, a tu nombre doy gloria, por tu verdad y tu amor inagotable. Sabes lo enfermo que estoy en este momento y que algunas personas a mi alrededor dicen: “¿Dónde está tu Dios ahora?” Bueno, Dios, sé dónde estás. Estás en el cielo, reinando con poder soberano, haciendo lo que quieras. ¡Y tu Espíritu Santo está en mí, obrando mi milagro sanador!

Independientemente de las enfermedades que enfrente hoy, medite en la Palabra de Dios y acérquese a Él en oración. Para aquellos que amo que enfrentan cáncer o un diagnóstico difícil, oro por su cobertura de sanación y gracia. Rezo por tu fuerza y ​​tu gran paz para santa misa llenar sus vidas, recordándoles que estás cerca. Gracias porque estás luchando por nosotros y eres más grande que cualquier cosa que este mundo nos depare. Ayúdame a no permitir que las distracciones y luchas de mis días me agobien hasta el punto del agotamiento.

Oración de agradecimiento y gratitud a Dios

Si usted o un familiar o amigo necesitan ser sanados, aquí hay una oración que puede hacer hoy. Tú moriste y resucitaste por nuestros pecados y para que podamos tener vida eterna, Señor.

Rezo con perseverancia y seguiré rezando hasta que todos los síntomas abandonen mi cuerpo. Mi fe persistirá firmemente en la oración hasta que llegue Tu respuesta. Gracias incluso ahora, por restaurarme a una salud perfecta. Aquí hay una oración poderosa por la curación y algunos de mis versículos bíblicos favoritos sobre la curación.

• Este artículo es parte de nuestro recurso de Oraciones más amplio destinado a inspirar y alentar su vida de oración cuando enfrente tiempos de incertidumbre.
• Recuerde, el Espíritu Santo intercede por nosotros y Dios conoce su corazón incluso si no puede encontrar las palabras para orar.
• Visite nuestras oraciones más populares si se pregunta cómo orar o qué orar.
• Rusty Rustenbach es el profesor actual más destacado de este método.

Te ruego, Dios eterno y autoexistente, que te enfrentes a lo que me está conteniendo y me liberes de esta prisión de sufrimiento. Este tirano del dolor crónico ha robado cualquier apariencia de vida y movilidad normales. Levanto mis ojos hacia ti, porque solo en ti espero. Gracias por caminar conmigo en este fuego, mi ayuda y mi salvación.

¡Oh Señor, tú eres para mí un Dios de liberaciones! Por favor, sáqueme de esta prisión de discapacidad y lléveme a una vida de salud próspera y plena movilidad. Te doy gracias, oh Dios, porque en tu bondad provees a los débiles y a los débiles. Te pido que bendigas con una abundante lluvia de sanación.

Llegaron al agua, pero estaba amarga y la gente no tenía nada para beber. Moisés clamó a ti, y tú le mostraste un trozo de madera; cuando lo arrojó al agua, el agua se volvió dulce. Ahora vengo en nombre de estos que están cargando horarios de misas en usa con el dolor emocional. En mi corazón traigo la madera de la cruz, pidiendo que Cristo, que sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas, traiga sanidad a cualquier amargura que encuentre en sus corazones.

Nunca me has fallado y confío en tu amor y tu gracia. Querido Jesús, vengo a gloria rezo ti con fe para la curación de esta enfermedad, y cuento con tu respuesta.

Gracias por ser consciente de mí y por agacharte para bendecirme con una recuperación completa. Dios mío, Sanador mío, te alabo, porque has atendido la oración de los indigentes. Te doy gracias por mirar desde tu santo cielo, por escuchar el gemido de este prisionero de una enfermedad terminal. Cuando el miedo me rodea, miro a ti, mi Salvador obrador de milagros. Por favor, concede la liberación de esta enfermedad mortal y bendíceme con la plenitud de la salud.

Sé que tu deseo es que yo viva esta vida en abundancia y libertad. Y mi mayor deseo es reflejar tu amor y tu luz en un mundo que necesita tan desesperadamente tu esperanza.

Eres la fuente de agua viva, ayúdanos a encontrar la vida en toda su plenitud en ti. Vengo a ti con el mismo espíritu de impotencia y dependencia que tenía Moisés cuando guiaba a tu pueblo por el desierto.